La historia del señor Sommer (1991) no es un libro para niños, es un libro para el niño que cada adulto lleva adentro. Para leerlo hay que saber quitarse de encima los años, los prejuicios, la ropa formal y volver sin resguardos al mundo de la niñez. Desandar el camino, relajarnos, dejar que nos conquiste la magia de la narración; retroceder a los doce, diez, siete años y permitirnos ver la vida a través del personaje de esta historia. Porque para el niño cada detalle cuenta, todo le impacta y esa sensación física, esa porosidad se nos olvida al pasar al mundo adulto y solo cada tanto tenemos algún ligero recuerdo de esa tierra lejana.
Patrick Süskind, el famoso escritor de El perfume, asumió el riesgo de retroceder a esas tierras y escribió una historia simple, bella, íntima, conmovedora. Süskind arma la historia y reconstruye la voz infantil del personaje desde un adulto que se deja ser niño al rememorar su infancia y contar la historia del señor Sommer.
Este niño sin nombre se sube a los árboles, vuela, anda en bicicleta y juega como todos los niños del mundo deberían hacer. Pero es solitario y eso lo hace muy observador. Es así como repara en el señor Sommer. Un hombre del que nadie sabe demasiado, que camina y camina inagotablemente sin que nadie sepa lo que hace ni adónde va.
La narración va creciendo junto con el personaje y pronto se suman los demás integrantes de la familia: padre, madre, hermanos; la profesora de piano, la compañera de escuela de la que está enamorado, y a medida que el tiempo pasa, siempre el señor Sommer, en un segundo plano, camina hacia quién sabe dónde, con el bastón largo como una tercera pierna, ligeramente inclinado hacia adelante, absorto. empecinado. Los encuentros casuales marcarán por distintos motivos a nuestro niño narrador que nunca podrá olvidar la mirada y las palabras del señor Sommer.
La traducción de Ana María de la Fuente logra transmitir con frescura la ingenuidad de la voz infantil y las ilustraciones de Sempé se amalgaman con la historia de manera que quedan indisolublemente unidas en nuestra memoria.
Patrick Süskind (1949), escritor alemán, trabajó mucho tiempo como guionista de cine y televisión. Se hizo famoso en Alemania por su obra teatral El contrabajo (1981) y más tarde tuvo un gran éxito internacional con su novela El perfume (1985), traducida a cuarenta y seis idiomas.
Otras de sus obras son: La paloma, Tres historias y una consideración, Un combate y otros relatos, y Sobre el amor y la muerte.
Süskind no concede entrevistas, rechazó premios y no se muestra de manera pública, por lo que se conoce poco y nada de su vida personal.

Sempé: Foto Paris Match por Hubert Fanthomme
Jean-Jacques Sempé (1932), gran caricaturista francés, firma sus trabajos simplemente como Sempé. Su estilo es inconfundible. Es famosa la serie de cinco libros del personaje «el pequeño Nicolás», que René Goscinny escribe y Sempé ilustra.
Ha compuesto infinidad de tapas para The New Yorker. Sus ilustraciones aparecen además en muchas otras revistas como Paris Match y L’Express.