Ficción y verdad

Lo primero que llama la atención en los cuentos de Lucia Berlin es que están llenos de vida. Todo vibra en sus páginas: las imágenes, las voces coloridas de los personajes, y las cosas que suceden. Porque siempre suceden cosas. Después leo sobre su vida, vertiginosa, colmada de experiencias y entiendo que todo eso está en sus cuentos, disfrazado, trastocado pero indudablemente vivo, latiendo en sus personajes y dando solidez a sus historias.

Lucia Berlin nació en 1936 en Alaska. Su padre era ingeniero en minas y la familia vivió en un principio mudándose de pueblo en pueblo y de yacimiento en yacimiento a lo largo de la costa Oeste de los Estados Unidos. Luego vino la guerra y su padre partió. Su madre volvió entonces a vivir a Texas con Lucia y su hermana, en la casa de sus padres. Al finalizar la guerra, la familia se mudó a Santiago de Chile, en donde Lucia pasó gran parte de su adolescencia. Fueron años significativos, en una edad que lo es todo, años que la marcaron y de los que se llevó una segunda lengua: el español.

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Volvió a los Estados Unidos para estudiar, pero se casó demasiado pronto y comenzó, esta vez por su cuenta, una vida trashumante. A los treinta y dos años ya había tenido tres maridos, tres divorcios, cuatro hijos, montones de mudanzas y una increíble variedad de trabajos, indispensables para poder subsistir. Pero ni los problemas de dinero, ni los graves problemas de alcohol o de salud pudieron con ella —en sus últimos años acarreaba su tubo de oxígeno por la Universidad de Colorado donde daba clases—. Lucia se las ingenió, a pesar del caos en que normalmente vivía, para escribir. Escribió desde muy joven y algunas historias fueron apareciendo en revistas, aunque su primera colección de cuentos se publicó cuando ya tenía cuarenta y cinco años. En total escribió setenta y siete cuentos y algunos textos autobiográficos que acaban de publicarse en marzo por primera vez en español: Bienvenida a casa.

Lucia Berlin murió en el año 2004, el día de su cumpleaños. En 1991 había ganado el American Book Award por Homesick , pero nunca había tenido muchos lectores. Once años después de su muerte, una editorial estadounidense hizo una selección de sus cuentos que publicó bajo el título de Manual de las mujeres de la limpieza, que es uno de los cuentos del libro. Fue un éxito. De pronto estaba en la lista de los libros más vendidos. En el 2016 se tradujo al español y el diario El País lo eligió como el mejor libro del año. Tres años después la misma editorial publicó esta nueva colección: Una noche en el paraíso.

Las experiencias de los años vividos en Chile, en México y en el estado de Nuevo México están presentes en muchos de sus cuentos. La mezcla cultural agrega color y encanto a las historias de músicos, pintores, escritores; un ambiente bohemio en que los matrimonios jóvenes usualmente fracasan, abundan las infidelidades, las drogas y el alcohol. Las mujeres con frecuencia quedan solas a cargo de los hijos; pero estas mujeres son fuertes y siguen adelante. Los hombres, en cambio, son encantadores, pero indescifrables, escurridizos y desaparecen sin dejar rastro.

Las narraciones de Lucia Berlin son ágiles y captan rápidamente nuestra atención. El libro contiene veintidós relatos que están ordenados en etapas. Cuentos de infancia, de adolescencia, de juventud y adultez. Mujeres en primera persona, que recuerdan o que luchan contra los constantes obstáculos de la vida. Pero a medida que pasan, las historias se van transformando y en los últimos cuentos surge una voz más pausada y observadora, y aparece en ellos el tema de la muerte. Sin embargo, nunca falta en los cuentos de Lucia Berlin una buena dosis de humor.

A modo de muestra, uno de los primeros párrafos de «Lead Street, Albuquerque».

¿Hay una palabra que sea lo contrario de déjà vu? ¿O una palabra para describir que vi todo mi futuro pasar fugazmente ante mis ojos? Vi que me quedaría en el Banco Nacional de Albuquerque y que Bernie conseguiría su doctorado y seguiría pintando cuadros malos y haciendo alfarería y le darían la titularidad. Tendríamos dos hijas y una sería dentista y la otra adicta a la cocaína. Bueno, por supuesto no sabía todo eso, pero vi que no sería un camino de rosas. Y supe que al cabo de años y años probablemente Bernie me dejaría por una de sus alumnas y me destrozaría, pero entonces volvería a estudiar y a los cincuenta por fin podría dedicarme a hacer las cosas que quería, aunque estaría cansada.

Una noche en el paraíso / Lucia Berlin / trad. Eugenia Vázquez Nacarino / Ed. Alfaguara / 282 pág.

3 comentarios

  1. Cecilia

    Buenísima la última frase del párrafo.

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  2. Carlos Julio Gómez Blanco

    Lucia Berlín : muy buena la reseña histórica sobre su vida y obra. Muy amena y agradable para distensionar y nutrir nuestra mente y cerebro. Muchas gracias. Felicidades.

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