«Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela como una pordiosera. La habría matado con medio pensamiento.»
Así, comienza esta historia que Aleksy escribe, veinte años más tarde, siguiendo el consejo de su psiquiatra. Este es, sobre todo, el relato de ese verano en el que Aleksy tuvo que lidiar no solo con su propio equilibrio, sino también con la enfermedad de su madre. ¿Pero cómo se arregla una relación rota durante años? ¿Cómo se pone fin a las hostilidades cuando el final está cerca?
La muerte de Mika, en la niñez, dinamitó a la familia. Un hecho desgraciado que desencadenó todo lo demás: el estado catatónico de la madre durante meses, el rechazo posterior, la primera crisis de Aleksy, el abandono del padre.
A pesar de todo, Aleksy logra terminar sus estudios en un colegio para chicos especiales. Siete años de psiquiatras, de pastillas, de soledad.
«Sabía que todos se reían de mí. Que los chicos escupían cuando yo pasaba a su lado, que Jude me despreciaba. Que era un don nadie y que tendría mucho más sentido que me ahogara o que me ahorcara de una puta vez, o que me pegara un tiro, o cualquier otra cosa.»
Pero un profundo rencor lo mantiene vivo. Una violencia que por momentos escapa a su control y su cabeza estalla, y todo se vuelve confuso.
Entonces su madre aparece cambiada. Con promesas de todo tipo convence a Aleksy de acompañarla a pasar el verano en Francia. Su último verano. Y con la perspectiva de la enfermedad, que pronto se rebela, todo se transforma y algo nuevo surge. Por primera vez el amor por la vida, en su madre y el amor por su madre, en Aleksy.
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes está contada en un tono impactante, por un hijo rabioso y enfermo. Entramos de inmediato en la mente trastornada de Aleksy, que va y viene en el tiempo y de a poco vamos llenando los huecos y completando la historia.
Con un estilo sólido, original, por momentos poético, Tatiana Tibuleac va componiendo un relato doloroso, con imágenes nítidas que se te aparecen como en cuadros ante los ojos y te serán difíciles de olvidar.

Tatiana Tibuleac (1978) nació en una zona de Rumania que, luego de independendizarse de la Unión Soviética en 1991, se convirtió en la República de Moldavia. Vive en París desde hace una década. Trabajó muchos años como periodista pero en el 2014 publicó un primer libro de cuentos, Fábulas modernas, y en 2017 su primera novela: El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, que se convirtió en un suceso literario en Rumania y cosechó varios premios en varios países de Europa. Su última novela, Jardín de vidrio, ganó el Premio de la Unión Europea de Literatura 2019, por lo que en este momento todas sus obras se están traduciendo: al español, al francés y seguramente a otras lenguas.
El año en que mi madre tuvo los ojos verdes / Tatiana Tibuleac / 247 pág. / Trad. Marian Ochoa de Eribe / Impedimenta
Gracias Magda!
Un abrazo enorme.
Ceci
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