Mi lucha es el título de la saga autobiográfica de Karl Ove Knausgård. Ha dado mucho que hablar el hecho de que ese sea el nombre del libro que escribió Hitler en prisión tras el intento golpista de 1924. Y yo creo que ese es un primer indicio de la personalidad de Knausgård que dice y hace lo que le dicta su cabeza sin medir las consecuencias, con la necesidad imperiosa de decir las cosas tal cual las siente, sin hacer concesiones de ninguna especie y con una sinceridad absoluta, aunque su familia se enoje, amenacen con llevarlo a juicio o lo que sea. En el caso de Knausgård la lucha es simplemente la lucha que conlleva la vida, la lucha diaria que libra consigo mismo. Pero, la pregunta continua y repetida de los periodistas lo llevó, en el último libro de la saga llamado Fin, a dedicarle cientos de páginas (el libro tiene más de mil) al libro de Hitler que finalmente leyó, y en donde reflexiona, sin amilanarse ante el tema, sobre la oscuridad que todos llevamos dentro.
Knausgård tenía ya dos novelas de ficción publicadas cuando comenzó su proyecto. Mi lucha se compone de seis libros que suman un total de tres mil quinientas páginas y que Knausgård escribió entre el 2008 y el 2011. Cómo es posible, se preguntarán. Sin duda trabajando infinitas horas, compulsivamente, pero también por su particular método de escritura. Knausgård asegura que no planea, ni corrige, que escribe en una especie de trance, olvidándose incluso de sí mismo; con una minuciosidad que sorprende y en algunos momentos irrita, porque detalla cuestiones aparentemente intrascendentes, ¿pero lo son? No, si con eso logra un efecto. Y lo logra. Y lo llamativo es que la lectura no se hace pesada y es más, puede volverse adictiva. «Incluso cuando me aburría, seguía interesado» , dijo un periodista de «The New Yorker» y algo de eso hay.
Knausgård logra con la descripción exhaustiva de cada escena y con una mirada sumamente introspectiva que entremos en su mente; nos metemos bajo su piel y estamos ahí, viéndolo todo, sintiéndolo todo: oímos lo que él oye, sentimos lo que él siente, y es por eso que muchos lo llaman el Proust noruego. Y es verdad que lo acerca a Proust la extrema introspección, la parsimonia con la que describe las cosas y sus sensaciones; las cientos de páginas que pueden llevarle la preparación para un encuentro, la insistencia con los temas, el miedo al padre, el amor por la madre, pero el estilo es muy diferente. En Knausgård no encontramos la complejidad, las oraciones interminables de Proust, la increíble acumulación que nos deslumbra, la reflexión, la riqueza de personajes, la fiesta de los sentidos. En Knausgård las descripciones son más banales, las repeticiones más burdas y su mundo es el mundo de hoy. La cotidianidad de la vida de cualquier persona común de clase media del mundo occidental. Y entonces nos encontramos con páginas y páginas de cómo Knausgård limpia frenéticamente toda la casa de la abuela tras la muerte de su padre que muere sentado en el sofá absolutamente borracho.
Knausgård empieza a escribir el primer libro de la serie a los cuarenta años, diez años después de la muerte de su padre. El libro comienza con una reflexión acerca de la muerte y un recuerdo de infancia.
“Yo tenía ocho años aquella tarde, mi padre treinta y dos. Aunque sigo sin entenderlo, ni sé qué clase de persona fue, el hecho de que yo ahora tenga siete años más de los que él tenía entonces, me hace entender mejor ciertas cosas. […] Cuando ahora escribo esto han pasado más de treinta años. En la ventana frente a mí veo el reflejo de mi propio rostro. Aparte del ojo, que brilla, y justo la parte de abajo, que refleja una luz mate, todo el lado izquierdo está en sombra. Dos profundos surcos bajan por la frente, y un profundo surco baja por cada mejilla, todos como llenos de oscuridad, y con los ojos mirando fijamente, serios, y las comisuras de los labios hacia abajo, resulta imposible no pensar en este rostro como sombrío.”
Es tarde ya, su mujer y sus hijos duermen. Karl Ove se mira en el reflejo de la ventana y ese reflejo lo lleva al pasado. El miedo a su padre en la infancia, en la adolescencia, el miedo que nunca se va. El pasado se instala. Pero ahora, de pronto, el miedo es otro. Ahora el miedo es parecerse a él. ¿Y quién era realmente su padre? «Cuando mi padre tenía la edad que yo tengo ahora, rompió con su antigua vida y empezó otra nueva.» Sin embargo, eso no fue suficiente y su vida fue de mal en peor hasta el final, un final indigno.
Mi lucha es una indagación personal, una búsqueda incansable de la que La muerte del padre es solo el comienzo. En este primer libro Karl Ove se centra sobre todo en dos momentos, que son las dos partes del libro: la separación de sus padres cuando él tenía dieciséis años y la muerte del padre cuando tenía treinta.

Karl Ove Knausgård nació en Oslo en 1968. Estudió Artes y Literatura en la Universidad y se casó muy joven con Tonje, su primera mujer. Luego se divorció y se mudó a Suecia donde se casó, por segunda vez, con Linda con la que tuvo cuatro hijos. Actualmente reside en Londres con su nueva mujer y un bebé de un año. Mi lucha se convirtió en un súper fenómeno de ventas. En Noruega, un país de cinco millones de habitantes, la saga de Mi lucha vendió medio millón de ejemplares. El primero de la serie se tradujo al español en 2012 y el último en 2019.
Tres matrimonios, cinco hijos… para saber más de él no valen los resúmenes, pueden empezar ya por La muerte del padre. Solo tiene quinientas páginas.
Mi lucha I / La muerte del padre / Karl Ove Knausgård / trad. Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo / Anagrama / 500 pág.
MB, Magda. Dan ganas de leer a este vikingo.
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Suena muy interesante.
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